Un, dos, tres, cuatro ...aquel día comenzó un ciclo de aullidos de sol, desde aquel momento llamado uno, conocí el consuelo que viene desde mi interior, el jamás me dejará. Solo tengo que cerrar los ojos y me lleva al mundo de lila, donde las estrellas del cielo se forman a mi paso, donde el viento fabrica una mano para poder acariciarme y me silva aire del desierto, brisa del mar... lo único que me acerca a la realidad en mi soledad es un continuo latir durante todo el tiempo .
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